"Esa es nuestra misión: entrelazar esas energías tan dispares. Manipularlas, mitigarlas y, gracias al prisma de nuestra conciencia, producir una energía similar que no se pueda rechazar. Crear una cacofonía, una sinfonía. Esa gran máquina que recibe el nombre de Motor Platónico es el instrumento. Y nosotros, sus afinadores."
El cierre de una trilogía creo que es un momento muy delicado, primero porque es difícil mantener un nivel constante de tensión a lo largo de tres novelas (evitando el efecto montaña rusa) y, a la vez, conseguir que la conclusión cierre bien todos los hilos que han ido deshilachándose durante el trayecto (y que no aparezca la sensación de: "al final tanto para esto").
No diré que la Trilogía de la Tierra Fragmentada es un caso excepcional por conseguir esta hazaña, ya que sería una impostura negar que existen muchas buenas sagas en fantasía y ciencia-ficción, pero lo que sí me ha sorprendido y creo que la diferencia de otras historias es todo el sentimiento que se percibe en torno a la maternidad (si leéis los agradecimientos encogeréis piezas).Que la maternidad será el eje fundamental sobre el que se verteré la historia queda muy claro desde la página uno; desde el principio la búsqueda de Nassun y la venganza por la muerte de Uche es el detonante, pero no se abandona ya que luego iremos recopilando más datos y veremos que las pérdidas son muchas.
Y en ese punto seguimos porque Essum aún no ha vengando la muerte de su hijo y no ha encontrado a su hija, pero cada vez están más cerca y a la vez va juntando los elementos para comprender las Estaciones y cómo terminar con ellas.
En esta novela viajaremos en el tiempo para vislumbrar como, en Syl Anagist, se originó el desastre que generó el enfado del Padre Tierra, sabremos la procedencia de los comepiedras (quizás se merecían más contexto y espacio para comprender bien sus orígenes, pero se puede perfilar con bastante exactitud) o por qué los Guardianes pierden el control, exploraremos Nucleobase (donde se encuentra Warrant, entre otras cosas) y por fin encontraremos respuestas.
Sin darnos casi cuenta en el libro va perdiendo importancia progresivamente lo que sucede en la Quietud, para tomar el mando todo lo que aconteció en el pasado y que conforman el presente de unas Estaciones cíclicas (como diría mi abuela: de aquellos barros estos lodos), para al final conformar un todo que plantea ideas interesantes sobre la relación entre la humanidad, la energía y la Naturaleza (sin olvidar el tema de la maternidad y sus implicaciones).
Y al final, después de todo lo leído, cerrar el libro con cara de satisfacción por haber asistido a un mundo increíble, a una historia que ha tenido un recorrido muy interesante, con una forma de plasmar los acontecimientos y definir los personajes que no sabría definir en pocas palabras, pero que deja eco... y cierta nostalgia.
No diré que la Trilogía de la Tierra Fragmentada es un caso excepcional por conseguir esta hazaña, ya que sería una impostura negar que existen muchas buenas sagas en fantasía y ciencia-ficción, pero lo que sí me ha sorprendido y creo que la diferencia de otras historias es todo el sentimiento que se percibe en torno a la maternidad (si leéis los agradecimientos encogeréis piezas).Que la maternidad será el eje fundamental sobre el que se verteré la historia queda muy claro desde la página uno; desde el principio la búsqueda de Nassun y la venganza por la muerte de Uche es el detonante, pero no se abandona ya que luego iremos recopilando más datos y veremos que las pérdidas son muchas.
Y en ese punto seguimos porque Essum aún no ha vengando la muerte de su hijo y no ha encontrado a su hija, pero cada vez están más cerca y a la vez va juntando los elementos para comprender las Estaciones y cómo terminar con ellas.
En esta novela viajaremos en el tiempo para vislumbrar como, en Syl Anagist, se originó el desastre que generó el enfado del Padre Tierra, sabremos la procedencia de los comepiedras (quizás se merecían más contexto y espacio para comprender bien sus orígenes, pero se puede perfilar con bastante exactitud) o por qué los Guardianes pierden el control, exploraremos Nucleobase (donde se encuentra Warrant, entre otras cosas) y por fin encontraremos respuestas.
Sin darnos casi cuenta en el libro va perdiendo importancia progresivamente lo que sucede en la Quietud, para tomar el mando todo lo que aconteció en el pasado y que conforman el presente de unas Estaciones cíclicas (como diría mi abuela: de aquellos barros estos lodos), para al final conformar un todo que plantea ideas interesantes sobre la relación entre la humanidad, la energía y la Naturaleza (sin olvidar el tema de la maternidad y sus implicaciones).
Y al final, después de todo lo leído, cerrar el libro con cara de satisfacción por haber asistido a un mundo increíble, a una historia que ha tenido un recorrido muy interesante, con una forma de plasmar los acontecimientos y definir los personajes que no sabría definir en pocas palabras, pero que deja eco... y cierta nostalgia.
Autor | N. K. Jemisin |
Editorial | Nova |
Precio Aprox. | 22 Eur. |
Sentimiento* | Zniesos |
Valoración | |
Obtenido en | Biblioteca Oviedo |
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