"Cuando fueron dadas de alta, los camarógrafos las persiguieron corriendo, algunos se enredaron el los cables y muchos cayeron sobre el pavimento, pero ellas no huyeron. Sólo los miraron con una sonrisa que después fue descrita como <<aterradora>> y <<mística>>, y se fueron en el auto que manejaba el padre de Mariela, la mayor."
Nuevamente me adentro en el mundo de los cuentos de Mariana Enriquez; y nuevamente lo cotidiano supura terror, misterio y perturba ese componente siniestro que impregna cada una de las atmósfera que lo componen.
Son doce cuentos que no dejan indiferente, que te mantienen atrapado hasta un desenlace que literalmente te golpea y te deja sin aliento (porque en ningún momento los esperas). Unos relatos llenos de imágenes, olores, sentimientos, psiques... que muestran una realidad de lo más normal, pero con esa patina que dispara la sensación de miedo y todos ellos conforman un laberinto de terrores a cual más impresionante:
- El destierro de la Angelita:
Un niña encuentra unos huesos en el jardín de la casa de su abuela y descubre que son los restos de la hermana de su tiabuela que murió al poco de nacer. Años después, se le aparece una noche con una petición, aunque la comunicación es complicada.
Una revisión interesante del tópico del género de fantasmas en el que se entremezclan notas de humor macabro, algo de repulsión y desemboca en un final, en cierta manera, tierno.
- La virgen de la tosquera:
Tres amigas adolescentes se juntan con Silvia, una joven mayor que ellas, independientes, con trabajo... en definitiva, con más experiencia. Al grupo se une Diego, que queda acaparado por Silvia.
Las tres amigas, por supuesto, que están enamoradas de Diego y comienza un in crescendo de envidia hacia Silvia; la voz cantante la lleva Natalia que recurre a métodos sacados de un libro de parapsicología.
Todo se rompe cuando una tarde en un paraje inhóspito al lado de una laguna, Silvia y Diego gastan una broma a las chicas.
Un cuento con una atmósfera calurosa (me ha recordado a "El extranjero"), inhóspita y con un zumbido de tensión que va creciendo paulatinamente.
- Carrito:
Un mendigo deja un carrito abandonado, después de ser agredido y humillado por un vecino. El resto son simples observadores y únicamente una persona intercede por él.
A partir de ese acontecimiento el barrio entra en una crisis que arrastra a todos su habitantes, menos a la familia de la mujer que ayudó al mendigo.
El cuento es una revisión muy clara del cuento tradicional en el que un ser mitológico concede premios y castigos según le han tratado tras visitar tu casa disfrazado. Además cuenta con uno de los finales más inquietantes.
- El aljibe:
Josefina no es como el resto de mujeres de su familia, ella no tiene miedo constantemente. Pero todo cambia tras una tarde que pasa con su madre, su abuela y su hermana en casa de una Señora; al despertar no siente nada extraño, pero poco a poco desarrollara miedos que van cuartando y limitando su vida. Por contra, el resto de mujeres parece haberse curado de su enfermedad.
Aunque previsible en los acontecimientos que desencadenan la situación, no deja de ser interesante el desarrollo que nos conduce a un final lleno de angustia, simplemente genial.
- Rambla triste:
Una turista que visita Barcelona empieza a percibir un tufo en cada una de las calles de la ciudad, un olor que no recordaba de su anterior visita. Intenta disimular y sobreponerse al olor, ya que nadie más parece percibirlo; sin embargo todo queda claro cuando Julieta le confiesa la causa de ese olor y la condena que pende sobre los habitantes del barrio.
Este relato es el que más anodino me ha parecido, pero tiene puntos muy interesantes dentro de la narración, como por ejemplo la mezcla de real vs irreal.
- El mirador:
Una mujer decide pasar una temporada en una temporada en la playa, para recuperarse de una mala época marcada por una ruptura sentimental. El fantasma del hostal se fija en ella y comienza a seguirla, hasta interactuar con ella.
La narración es a dos voces, la mujer y el fantasma, y se van intercalando para configurar todo un entramado en el que consigues empatizar con ambas.
- Dónde estás, corazón:
Una joven obsesionada con las enfermedades del corazón se enamora de un enfermo. La relación entre muerte, sexo y enfermedad inunda todo.
Un terrible relato lleno de pulsiones primarias.
- La carne:
El cuento comienza cuando dos adolescentes salen del psiquiátrico en el que estaba internadas. A partir de este punto se reconstruye la historia de Santiago, un cantante que en su punto más alto de fama y reconocimiento desaparece.
Cuando Santiago aparece muestro, las fans empiezan a reunirse para hacer homenajes y analizar las letras de las canciones.
Un cuento muy breve, pero muy impactante a nivel visual.
- Ni cumpleaños ni bautismos:
La protagonista sufre insomnio y conoce a Nico, otro insomne. Nico estudio quince minutos cine y odió todo, pero se había comprado una cámara y no sabía que hacer con ella. Hasta que pone un anuncio en el periódico y empieza a grabar videos raros a demanda.
Uno de sus clientes es una madre que le llama para que grabe a su hija para que vea que no hay nadie en la habitación.
Un cuento extraño al que quizás le falta una pizca de tensión y que ha sido el que menos me ha gustado.
- Chicos que faltan:
Es el cuento más largo y narra el regreso de jóvenes desaparecidos con el mismo aspecto con el que se les vio por última vez (a pesar de haber pasado varios años o de certificar su muerte). En un principio las familias acogen el regreso con gran alegría, pero al poco tiempo empiezan a devolverlos o abandonarlos porque no son la misma persona.
Estos regresados comienzan a concentrarse en los parques y empiezan a condicionar al resto de ciudadanos que evitan esos lugares; todos ellos no comen, no duermen, simplemente esperan...
El relato juega con las señales que anuncian el fin de los días, pero esos acontecimientos que nos muestra no son apoteósicos; sino que son nimios, tanto que no percibes lo que va a desencadenar.
- Los peligros de fumar en la cama:
Este cuento da título a la antología de cuentos y paradójicamente es uno de los más cortos y sencillos (personalmente hubiera elegido otro título).
Una mujer que vive prácticamente aislada en su habitación se entretiene por las noches viendo las polillas o mariposas nocturnas y analizando lo frágil de su vida.
Un relato triste, pausado y en el que transpira la soledad, pero también el deseo y el ansia de tener lo deseado (un cielo de estrellas)
- Cuando hablábamos con los muertos:
Un grupo de adolescentes comienzan a jugar con la ouija y a hablar con espíritus. Un juego más o menos inofensivo, hasta que una de las chicas propone contactar con sus padres o preguntar a algún espíritu dónde están enterrados. El resto de chicas, menos una, empiezan a unirse a la propuesta y aportan familiares o amigos de su familia que están desaparecidos.
La autora plantea claramente los desaparecidos durante la dictadura de Argentina (menciona la película de La Noche de los Lápices, que es muy recomendable) y en este caso el horror es palpable y tiene secuelas que perduran en el tiempo.
Autor | Mariana Enriquez |
Editorial | Anagrama |
Precio Aprox. | 19 Eur. |
Sentimiento* | Horror cotidiano |
Valoración |
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Obtenido en | Bibliotecas de Barcelona |