"Carlos Green sintió lástima aguda por aquel hombre. No solo carecía de familia, sino que había muerto en soledad. ¿Le habría dado el infarto así, de repente? ¿Habría habido algún detonante? Green se dijo que tenía que dejar de pensar en fantasmas, espíritus y apariciones. Se había sentido ridículo contando sus sensaciones a aquella teniente."
El verano suele ser momento que la gente utiliza para desconectar, de sobremesas eternas, de realizar actividades atípicas, de disfrutar de no hacer nada... pero sobre todo son unos buenos meses para encontrarse con la familia y/o amigos.
En el sitio que veraneo desde hace un montón de años tenemos montado una especie de intercambio de libros y aunque no son mucho mi estilo siempre participo y leo alguna cosa que se sitúa un poco más allá de las antípodas de lo que suelo leer (pero como hay que tener la mente abierta todos los años me dejo arrastrar).
Este año al poco de llegar me dejaron la tercera novela de la saga de Los libros del Puerto Escondido, una novela de misterio ambientada en Cantabria; de entrada no me pareció mala idea, un libro de misterio, ligero y que me mantuviera un poco entretenida sin que requiriera mucho procesamiento mental (lo que no me esperaba es que fuera tan básica).
Tenemos dos cadáveres, un Palacio en el que se dice que hay fantasmas, un escritor solitario, un libro de Copérnico desaparecido... y diez sospechosos ("los diez negritos" en homenaje a la famosa novela de Agatha Christie). Con estos elementos se va construyendo una historia en la que seguiremos a Valentina Redondo en este nuevo caso tintado de fenómeno paranormal, asistiremos a las clases del Profesor Machin que intentará dar una explicación racional a todo fenómeno extraño, y por último iremos leyendo el borrador de la novela autobiográfica de Carlos Green, el propietario del Palacio, que recuerda su juventud en el pueblo, cuando todo era posibilidad.
Alternando la narración de estos tres elementos descubriremos que le sucedió al jardinero y la asistenta (los dos cadáveres), descubriremos quién es el asesino, encontraremos el libro perdido y daremos una explicación a las luces, apariciones... que asolan el Palacio, Carlos terminará su novela... Vamos que queda todo cerrado y bien finiquitado en a penas 400 páginas de lectura lineal, ligera y sencilla (no esperéis giros argumentales, tensión psicológica o un misterio que te atrape desde el minuto cero en una trama de engaño y maldad)
Quería algo ligerito para poder dejar en cualquier momento y que no requiriera máxima concentración, pero casi me he ido al otro extremo y realmente me ha sabido a poco, tanto que me ha resultado muy insulsa y básica (es que ni me ha hecho ilusión descubrir quién es el asesino, que ya es el colmo en una novela de misterio).