"-¡Pero nosotros no somos dioses, niño!- El anciano resopla de placer y entorna los ojos-. Por muchos mejunjes que nos metamos en los cuerpos, son timos. Las sillas de plástico eterno no son para nuestros traseros. Necesitamos sillas que nos recuerden ciertas cosas... ¡El hierro oxidado es el material idóneo!" (pág 308)
Imaginaos un futuro en el que la humanidad ha logrado la inmortalidad, pero a cambio ha renunciado a tener hijos. Un mundo en que todos son jóvenes eternamente, la vejez es vista como una enfermedad y los bebes como seres molestos y extraños.
En este futuro, la humanidad sobrevive racionando el espacio, el aíre, el agua y cualquier recurso necesario para seguir viviendo, sólo el tiempo es eterno.
Las personas que quieren tener hijos se ven obligados a renunciar a su inmortalidad y son inyectados con un acelerador que les deja 10 años para disfrutar; es la Ley de la Elección que obliga a que uno de los progenitores se sacrifique para que su hijo pueda vivir eternamente.
Sin embargo, hay quienes ven injusta esta ley e intentan vivir sin declarar el embarazo, para eso han sido creado los Inmortales, un cuerpo que se encarga de buscar e inyectar a los padres y llevarse a sus hijos a internados que crearan nuevos inmortales.
En este mundo vive Yan, un inmortal, al que le encargan una misión especial: matar a Rocamora, uno de los líderes del Partido de la Vida, y a su novia. Pero todo se torcerá y empezará una carrera interminable para ir resolviendo ese primero fracaso que le llevará a viajar a Toscana y Barcelona, a conocer a personas que harán cambiar sus esquemas mentales.
El autor nos muestra un mundo agobiante, uniforme, que ha perdido la urgencia que da saber que tu tiempo es finito, el valor de los niños y el cambio.
Rápidamente logras sumergirte en este futuro del siglo XXV y desde la primera página comienza la acción, aunque hay algún capítulo lento que no hace desmerecer todo la construcción y escenarios tejidos por el autor.
Sin embargo, ha sido un libro que me ha costado leer por lo impactante del ambiente que Glukhovsky nos presenta, veo plausible que en nuestro afán de la juventud y de la belleza lleguemos a lograr modificar nuestro ADN para lograr el sueño de la inmortalidad.
Y como dijo Queen "Who wants to live forever?", yo al menos tengo clara la respuesta.
Autor | Dmitry Glukhovsky |
Editorial | Minotauro |
Precio Aprox. | 25 Eur. |
Obtenido en | Sorteo Gigamesh |
Valoración |
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Fe de erratas: En la primera edición de mayo de 2014 existen diversos errores:
- En la página 123: "...y de la vigas a empieza a caer polvo a la vasija de brebaje." (sobra la "a" que va delante de "empieza").
- En la página 193: "Estás ilorando" (la frase correcta sería "Estás llorando").
- En la página 283: "Luego intentando clamarse, agita los brazos, se limpia las lágrimas." (obviamente no es "clamarse"-Exigir, pedir vehementemente o a gritos-, si no "calmarse").
- En la página 379: "Po lo menos no les digas nada, ¿vale?" (Debería poner "Por").
- En la página 410: "... el chaval contrahecho que ha lo traído hasta aquí..." (han alterado el orden de la oración y debería ser "lo ha traído").