Todo el mundo tiene un punto de locura o eso es lo que se dice, y que todos deberíamos visitar a un psicólogo alguna vez en la vida (lo que me recuerda que aún no he escrito un libro, ni plantado un árbol).
No sé, igual es para hacer que nos sintamos mejor, y al menos a mí me vale como excusa para mi desquicie continuo (y que con los años empeora).
Quizás por ello me ha gustado y fascinado este libro. Una recopilación de nueve relatos cortos en los que los protagonistas son enfermos mentales o con algún tipo de carencia que condiciona sus vidas. Unos relatos que no ahondan en lo morboso de la enfermedad, sino que logran que empatices y comprendas a las personas que sufren depresión, esquizofrenia...
Como suele suceder en este tipo de libros hay relatos para todos los gustos (unos que me han parecido increíbles y otros que ni fu, ni fa):
- Notas para mi biógrafo: un anciano lleno de vitalidad y nuevas ideas para patentar va a visitar, después de muchos años, a su hijo gay.
La incomunicación, el reproche del hijo hacía el padre por no tomarse la medicación... mientras el padre intenta transmitir todo ese torbellino que fluye por su mente.
- El médico bueno: un psiquiatra va a visitar a una paciente que no sale de su casa y que ha perdido a un hijo; ella vive con miedo y no es capaz de soportar incluso a su otro hijo. Durante el relato nos enteraremos de como perdió varios dedos de la mano, pero también de como el médico intenta subsanar sus propias carencias a través de sus pacientes.
- El inicio del duelo: un chico que ha perdido a sus padres inicia una relación masoquista y gay con uno de sus compañeros. El deseo de poder sentir algo lo conduce por un camino de autodestrucción.
En este sentido, esta historia me ha parecido estereotipado.
- Devoción: un hombre deja su trabajo y prepara todo lo necesario para su muerte, sabe que está muy enfermo (aunque no se dice explícitamente se puede deducir que es SIDA) y que el final está cerca. El tiempo lo dedica a escribir cartas a su padre, a ir al cine, a tener encuentros con hombres en un parque...
En este quiero aclarar que la homosexualidad se consideró enfermedad mental hasta los años 70, por lo que cuando se quitó de la lista fue la mayor curación de la historia de la medicina.
- El final de la guerra: una pareja viaja a un pueblo para que ella pueda terminar una investigación, él lleva tiempo enfermo y siendo una carga. Pero todo cambia cuando conoce a una anciana que le invita a su casa; allí conoce a su nieto, el cual está muy enfermo de psoriasis.
- Reunión: dos hermanos solteros que conviven esperan la visita de un antiguo amigo, del cual han estado enamorado los dos. Sin embargo, los dos ocultan secretos y renuncias que han condicionado su vida.
- Adivinación: todo comienza cuando el protagonista predice la muerte de su profesor, poco después se entera de que su padre ha tenido una premonición hace muchos años.
- Las cosas de mi padre: un enfermo mental recoge sus informes médicos donde se puede reconstruir sus transtorno (su padre también lo sufría).
Quizás el relato que menos me ha gustado y más desconcertante.
- El voluntario: un joven hace de voluntario en un psiquiátrico, visita una vez a la semana a una anciana que está internada desde hace años. El autor nos desgrana la historia del inicio de la esquizofrenia de la anciana, pero también el drama familiar del joven, su deseo de encajar y gustar.
Una relación atípica en la que los dos personajes se necesitan mutuamente para subsanar sus carencias.
Durante los relatos podemos visualizar y sumergirnos en esas almas mutiladas y heridas, pero el autor también tiene una gran habilidad para adentrarnos en el escenario que compartimos con los personajes, lo que crea un vínculo. Aunque sin lugar a duda lo mejor de todos los relatos son los desenlaces que te hacen descolocarte (alguno previsible), pero igualmente impactantes.
No sé, igual es para hacer que nos sintamos mejor, y al menos a mí me vale como excusa para mi desquicie continuo (y que con los años empeora).
Quizás por ello me ha gustado y fascinado este libro. Una recopilación de nueve relatos cortos en los que los protagonistas son enfermos mentales o con algún tipo de carencia que condiciona sus vidas. Unos relatos que no ahondan en lo morboso de la enfermedad, sino que logran que empatices y comprendas a las personas que sufren depresión, esquizofrenia...
Como suele suceder en este tipo de libros hay relatos para todos los gustos (unos que me han parecido increíbles y otros que ni fu, ni fa):
- Notas para mi biógrafo: un anciano lleno de vitalidad y nuevas ideas para patentar va a visitar, después de muchos años, a su hijo gay.
La incomunicación, el reproche del hijo hacía el padre por no tomarse la medicación... mientras el padre intenta transmitir todo ese torbellino que fluye por su mente.
- El médico bueno: un psiquiatra va a visitar a una paciente que no sale de su casa y que ha perdido a un hijo; ella vive con miedo y no es capaz de soportar incluso a su otro hijo. Durante el relato nos enteraremos de como perdió varios dedos de la mano, pero también de como el médico intenta subsanar sus propias carencias a través de sus pacientes.
- El inicio del duelo: un chico que ha perdido a sus padres inicia una relación masoquista y gay con uno de sus compañeros. El deseo de poder sentir algo lo conduce por un camino de autodestrucción.
En este sentido, esta historia me ha parecido estereotipado.
- Devoción: un hombre deja su trabajo y prepara todo lo necesario para su muerte, sabe que está muy enfermo (aunque no se dice explícitamente se puede deducir que es SIDA) y que el final está cerca. El tiempo lo dedica a escribir cartas a su padre, a ir al cine, a tener encuentros con hombres en un parque...
En este quiero aclarar que la homosexualidad se consideró enfermedad mental hasta los años 70, por lo que cuando se quitó de la lista fue la mayor curación de la historia de la medicina.
- El final de la guerra: una pareja viaja a un pueblo para que ella pueda terminar una investigación, él lleva tiempo enfermo y siendo una carga. Pero todo cambia cuando conoce a una anciana que le invita a su casa; allí conoce a su nieto, el cual está muy enfermo de psoriasis.
- Reunión: dos hermanos solteros que conviven esperan la visita de un antiguo amigo, del cual han estado enamorado los dos. Sin embargo, los dos ocultan secretos y renuncias que han condicionado su vida.
- Adivinación: todo comienza cuando el protagonista predice la muerte de su profesor, poco después se entera de que su padre ha tenido una premonición hace muchos años.
- Las cosas de mi padre: un enfermo mental recoge sus informes médicos donde se puede reconstruir sus transtorno (su padre también lo sufría).
Quizás el relato que menos me ha gustado y más desconcertante.
- El voluntario: un joven hace de voluntario en un psiquiátrico, visita una vez a la semana a una anciana que está internada desde hace años. El autor nos desgrana la historia del inicio de la esquizofrenia de la anciana, pero también el drama familiar del joven, su deseo de encajar y gustar.
Una relación atípica en la que los dos personajes se necesitan mutuamente para subsanar sus carencias.
Durante los relatos podemos visualizar y sumergirnos en esas almas mutiladas y heridas, pero el autor también tiene una gran habilidad para adentrarnos en el escenario que compartimos con los personajes, lo que crea un vínculo. Aunque sin lugar a duda lo mejor de todos los relatos son los desenlaces que te hacen descolocarte (alguno previsible), pero igualmente impactantes.
| Autor | Adam Haslett |
| Editorial | Salamandra |
| Precio Aprox. | Descatalogado |
| Sentimiento* | Esperando tratamiento |
| Valoración |  |
| Obtenido en | Bibliotecas de Barcelona |
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