lunes, 7 de octubre de 2019

Nada se acaba (Margaret Atwood)

"Elizabeth está en la bañera. Antes se bañaba por placer, ahora se baña por la misma razón por la que come. Está manteniendo el cuerpo, como se mantiene un coche, limpio, con las partes móviles bien cuidadas, para cuando llegue el momento de volver a utilizarlo. Por placer. Últimamente come demasiado, lo sabe, pero más vale eso que comer demasiado poco."

Viajar con Atwood es adentrarse en universo donde el alma humana adquiere el protagonismo sin concesiones ni miramientos; un viaje a las partes más solitarias y privadas de cada uno. Ese lugar donde  sufrimos, anhelamos, soñamos... pero también comprobamos lo ridículo de nuestras aspiraciones de creernos el centro del mundo (porque al final nada se acaba y todo continua).

Lo más chocante es que podría afirmar que en la novela lo no dicho es más importante que lo expresado, casi casi es un relato de monólogos interiores y de silencios; pero a la vez lo dicho deja sedimento en cada uno de los personajes y condiciona las salidas que van tomando.

Tampoco parece casual que utilice un triángulo amoroso para que vislumbremos las complejidades de las relaciones y los sentimientos que se esconden detrás de cada interacción personal. A la vez que aumenta el rango de visión y nos muestre un mapa  de relaciones complejas familiares (sobre todo madre-hija, entendiendo madre no exclusivamente en sentido biológico) que determinan el marco actuación de cada uno de ellos.
Relaciones difíciles, traumas, deseos... se van sucediendo en un sin fin de días en los que nadie consigue plenamente encontrar su lugar en el mundo.

El matrimonio de Elisabeth y Nate hace tiempo que se ha hundido, pero siguen conviviendo en una relación precaria y tensa donde el mantra a seguir es comportarse "como adultos". Pero el suicidio de Chris (el amante de Elisabeth) y la nueva relación de Nate con Lesje hace que todo acabe precipitándose hacía un final.

A través de los capítulos que van alternando la visión de los tres personajes principales conocemos los vínculos que acaban enredando a todos en una telaraña de encuentros y distanciamiento, como si fuera una coreografía de un baile. Y esta capacidad de verlo todo y de sentirlo todo te conduce a un peligroso juego de empatía con los personajes donde, al final, todos son perdedores.

Y es que al fina, la novela es un relato de superviviente heridos y perdidos donde cada uno de ellos intenta transcender más allá de su existencia. 

AutorMargaret Atwood
EditorialLumen
Precio Aprox.22 Eur.
Sentimiento*Nada se acaba
Valoración

Obtenido enBibliotecas de Barcelona

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