- A ver si haces un poco de limpieza que tienes muchos libros en casa, ¿te los vas a llevar o los tiro?
A lo que yo pongo la cara de incredulidad de la imagen y respondo:
- Mamá, no seas pesada ya los iré llevando.
Acto seguido me paso media tarde en mi habitación cogiendo y dejando libros, recordando cuando los compré o los leí... es mi rito de regreso a casa.
Al final cojo un par y doy por finalizada mi limpieza y es que haberse trasladado a cientos de kilómetros no favorece mucho el trasvase de objetos personales. Poco a poco he ido llevándome libros, pero creo que a este ritmo terminarán la mudanza mis nietos.
Mi madre cada vez se pone más nerviosa y yo cada vez me genera más nostalgia ver como mi habitación deja de ser mi habitación.
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