lunes, 17 de abril de 2023

El océano al final del camino (Neil Gaiman)

"-Yo diría que no -respondió-. Hay monstruos de todos los colores y tamaños. Algunos son cosas que asustan a la gente. Otros tienen el aspecto de cosas que asustaban a la gente en tiempos pasados. A veces los monstruos son cosas que la gente debería temer y no teme."

Los recuerdos son extraños en todas sus formas, son una distorsión de la realidad que vamos modificando según los rememoramos; de este modo, un recuerdo que ha sido representado mentalmente infinidad de veces, seguramente, tenga poco parecido con lo que pasó realmente (si encima sumamos que somos poco fiables a la hora de registrar acontecimientos, apaga y vámonos). Pero sigue habiendo esa mitomanía de los recuerdos infantiles, de la felicidad encerrada en un mundo simple y sencillo (creo que los que piensan que el mundo infantil es simple no han estado en un patio de colegio/parque o ha escuchado atentamente); y es precisamente este punto el que toma Neil Gaiman para descomponerlo, llenarlo de magia y oscuridad y volver a dejarnos en una realidad sospechosamente normal.

El protagonista acude al entierro de su padre y después del oficio se desvía para ver su antigua casa (que fue derruida), pero acaba sentado en el banco que hay junto al estanque (océano según Lettie) de la granja que hay al final del camino. Allí se dejará llevar por los recuerdos de hace mucho tiempo, de cuando tenía siete años, y los acontecimientos que tuvieron lugar en aquella época.
No era un niño popular (a su fiesta de cumpleaños no vino nadie), pero tenía sus libros y una habitación propia en la que refugiarse; aunque todo empezó a torcerse cuando sus padres deciden trasladarlo con su hermana y alquilar su habitación. 
Uno de los inquilinos al llegar atropelló a su gato y poco después apareció muerto en el coche de su padre, este hecho hizo que seres antiguos que estaban dormidos, regresaran e irrumpieran en el mundo, liberando su poder. Sin embargo, en la granja que hay al final del camino viven tres mujeres que son mucho más que una niña, su madre y su abuela: ellas son las guardianas que le defenderán.

Los recuerdos infantiles son el detonante, unos recuerdos normales de un infancia nada idílica, pero poco a poco van apareciendo elementos fantásticos y llenando la realidad de amenazas que modifican completamente el escenario. El protagonista (con siete años) se ve arrojado a enfrentarse con un ser antiguo y poderoso que quiere utilizarlo; él narrara los acontecimientos desde la perspectiva infantil (no solo los elementos fantásticos, sino también la percepción del mundo adulto) y aunque hasta el instante en que se sentó frente al océano los había olvidado ahora los recuerda con total nitidez.

La historia te arrastra a sumergirte en esa vorágine de miedos y traumas infantiles olvidados, ahondar en ese proceso de anclaje al pasado a la vez que vas creciendo y alejándote de esa persona que fuiste (por ello, no es casualidad que la cita del inicio sea de Maurice Sendak, autor de "Donde viven los monstruos").

Un relato lleno de momentos oscuros que acaba con un agujero en el corazón.

AutorNeil Gaiman
EditorialRoca
Precio Aprox.8 Eur.
Sentimiento*Temores
Valoración

Obtenido enBibliotecas de Barcelona

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