"Esta vez no había artificios. Estábamos condenados y lo sabíamos. El centro de mando era un horno y dentro íbamos de un lado a otro, inquietos, todos intentábamos hablar a la vez, y en lo que pensaba era en que si alguien intentaba interrumpir el encierro me pondría hecho un basilisco, ya fuera algún miembro del equipo o D.C. en persona, porque la única forma de que me sacaran de aquí era con los pies por delante."
Tengo un vago recuerdo de haber sentido la noticia de que un grupo de personas se encerraban en una cúpula que simulaba una pequeña biosfera, con la intención de comprender las relaciones que se producen en un ecosistema cerrado y con la vista puesta en los futuros viajes espaciales y la posible colonización (repetimos la historia de apropiación). Poco más os puedo decir, ya que en 1991 yo estaba en otros menesteres y no sé en que acabo todo en tinglado.
Tomando este hecho Boyle nos entrega una novela sorprendente, en la que disecciona las sinergias grupales en un entorno aislado, pero vigilado (este es un hecho importante porque supondrá un elemento más del ecosistema).
Es 1994 y la misión dos pretende limpiar la imagen que ha dejado la misión uno al tener que interrumpir su encierro por un accidente. Ahora, ocho personas (cuatro mujeres y cuatro hombres) después de muchas pruebas y entrenamientos pretenden encerrarse durante dos años en una cúpula de vidrio que encierra todo un ecosistema.
En el proyecto que pretende ser una prueba piloto para el posible asentamiento en Marte, no deja de ser un reality (al más estilo Gran Hermano) retransmitido por los medios de comunicación o vendiendo entradas para ver lo que pasa dentro de la cúpula. Mientras esto transcurre fuera dentro de la campana de cristal se gesta lo que es una muerte anunciada, ya que pronto comienzan los problemas de oxígeno, falta de alimentos y los conflictos entre sus habitantes (además de las interferencias desde control no ayudan porque impone sus intereses y su política).
La gestión y puesta en marcha de este nuevo mundo no está exenta de las sinergias que se producen entre las personas y que se amplifican por estar encerrados y ser un grupo pequeño de personas (si no recordar el confinamiento del año pasado), desde esta perspectiva la novela se convierte en todo un análisis de los sentimientos de los personajes: celos, envidia, alianzas, deseo, intereses que se solapan... se suceden vertiginosamente y eclipsan el componente científico de la misión. Porque quizás el quid de la cuestión de vida en otro planetas no es tanto la tecnología, si no aprender a gestionarnos como sociedad.
En la novela hay un guiño y muchas referencias a la biblia, como por ejemplo los apodos de las personas que dirigen toda la misión (Dios Creador, Judas y Jesús), los tres elementos que confluyen en el proyecto (biosfera, control y el grupo de investigadores), los tres narradores a través de los cuales reconstruimos los hechos acontecidos durante ese periodo de tiempo... y algún detalle más que más vale que vayáis descubriendo.
"Los terranautas" es la primera novela que leo de Boyle y me ha gustado mucho esa combinación de psicología y ciencia; esa maraña de desarrollo de las relaciones entre los personajes con los tecnicismo de la vida dentro de la cúpula no se hace pesado, ni mucho menos. Y es que al final, el peso del éxito o del fracaso depende de quién consiga cumplir sus objetivos, y eso tiene mucho que ver son las relaciones de poder y los roles que asumimos.
Autor | T.C. Boyle |
Editorial | Impedimenta |
Precio Aprox. | 26 Eur. |
Sentimiento* | Nada entra, nada sale |
Valoración | |
Obtenido en | Bibliotecas de Barcelona |
Fe de erratas: primera edición de Impedimenta septiembre de 2020:
pág 283- "..., y si alguien me hubiese dicho que desde del encierro E. había estado...".
pág 314- "...el trabajo físico me ayudo a hacer limpia mental".
pág 405- ".¿Te conté que allí vi una vez vi un jaguar?".
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