lunes, 27 de julio de 2020

El antropólogo inocente (Nigel Barley)

"He calculado que durante la temporada que estuve en África quizá pasé un uno por ciento del tiempo haciendo lo que había ido a hacer. El resto lo invertí en logística, enfermedades, relacionarme con la gente, disponer cosas, trasladarme de un sitio a otro y, sobre todo, esperar."

Lo más cerca que he estado de ser antropóloga es cuando me fui a vivir a Barcelona y descubrí que mi carácter, mis costumbres y mi forma de ver la vida entraba en franca contradicción con las personas que me rodeaban. Todas esas formas dispares de entender el mundo generaron (y generan) conflictos, muchas situaciones divertidas y caóticas (sobre todo con la utilización de los tiempos verbales), incomprensiones, confusiones... 
A simple vista, puede extrañar tanta divergencia dentro de un mismo territorio, pero no me hubiera sentido más alienígena ni cambiando de galaxia. Y no es que sea una cosa que se pueda achacar a mi persona en particular, si no que por lo que he podido contrastar toda la gente de mi territorio que acabó en Cataluña ha tenido más o menos el mismo proceso.

Por supuesto que no digo que la experiencia de Nigel Barley sea comparable a la mía, pero si que puedo atisbar la punta del iceberg. 
Este antropólogo decidió irse a estudiar la tribu de los dowayo (Camerún) en su primer trabajo de campo, y como suele suceder la realidad no coincidía en nada con lo que había imaginado que haría o lo que en la carrera le habían enseñado sobre los trabajos de campo (lo que comúnmente se llama "darse una hostia").
Y es que los problemas empezaron pronto, porque conseguir los permisos y el dinero fue una odisea, la cosa no mejoró en absoluto cuando llegó al continente africano y tuvo que enfrentarse con burocracia muy distinta. Finalmente pudo llegar al poblado e instalarse en su cabaña de barro y comenzar su investigación... bueno o algo parecido, porque al pobre hombre le pasó de todo (enfermedades, accidentes, robos...).

Una divertida crónica de un año (que se le debió hacer eterno) en medio de la nada en la que reflexiona sobre las diferencias culturales, la forma que habitamos nuestra realidad o la percepción de lo que nos rodea (ej: en África una carretera no tiene por qué continuar tras una curva).

Y por si quedáis con ganas de más os diré que regresó seis meses más tarde a África y escribió "Una plaga de orugas". 

AutorNigel Barley
EditorialAnagrama
Precio Aprox.17 Eur.
Sentimiento*Los papalagi
(Erich Sheurmann)
Valoración

Obtenido enBibliotecas de Barcelona

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