"La religión de los cristianos había comenzado con la muerte de su dios en la cruz y sangre y muerte habían sido sus armas para hacer que su pueblo rechazara y olvidara los ritos a la Madre,a la Naturaleza, que los mantenía con vida, que les proporcionaba el alimento necesario, les saba el calor y el frío, la lluvia y la sequía, el día y la noche."
No solo existieron las brujas de Salem (1692-1693), también es harto conocido que Europa se vio asolada por los juicios de la Inquisición y que miles de personas fueron torturadas y ajusticiadas (sobre todo mujeres, ya que según ellos eran la personificación del mal). Una avalancha de muertes que escondían enfrentamientos políticos, disputas territoriales, rencores, envidias, eliminar la competencia femenina en determinados oficios o, simplemente, huir del horror y el dolor de unos métodos de interrogatorio brutales...
Daría para hablar mucho el cómo la Iglesia se apropió de las celebraciones paganas, las reconvirtió o aniquiló (incluso los cismas dentro de su propia organización) o cómo la Inquisición se convirtió en un instrumento eficaz en la lucha contra la herejía y, más adelante, contra las brujas (las cuales simplemente practicaban cultos ancestrales o poseían conocimientos atávicos), pero ya sabemos como acaba la historia (y eso que la iglesia tardó siete siglos en pedir perdón por dichos acontecimientos).
Con este libro, Toti Martínez de Lezea, se adentra en el oscuro episodio que tuvo lugar en Durango (País Vasco) a principios del siglo XVI.
Mezclando ficción y realidad nos cuenta la historia de Catalina de Goiena, una herbolera que, al igual que sus antepasadas, conoce las características de las plantas (además de tener el don de saber cuando alguien está enfermo y si se va a curar). Fiel seguidora de la diosa Mari (personificación de la madre tierra, reina de la naturaleza y de todos los elementos que la componen. Y por si no ha quedado claro ¡es una mujer!).
Daría para hablar mucho el cómo la Iglesia se apropió de las celebraciones paganas, las reconvirtió o aniquiló (incluso los cismas dentro de su propia organización) o cómo la Inquisición se convirtió en un instrumento eficaz en la lucha contra la herejía y, más adelante, contra las brujas (las cuales simplemente practicaban cultos ancestrales o poseían conocimientos atávicos), pero ya sabemos como acaba la historia (y eso que la iglesia tardó siete siglos en pedir perdón por dichos acontecimientos).
Con este libro, Toti Martínez de Lezea, se adentra en el oscuro episodio que tuvo lugar en Durango (País Vasco) a principios del siglo XVI.
Mezclando ficción y realidad nos cuenta la historia de Catalina de Goiena, una herbolera que, al igual que sus antepasadas, conoce las características de las plantas (además de tener el don de saber cuando alguien está enfermo y si se va a curar). Fiel seguidora de la diosa Mari (personificación de la madre tierra, reina de la naturaleza y de todos los elementos que la componen. Y por si no ha quedado claro ¡es una mujer!).
Catalina vive feliz con su abuela y su madre en Amboto, pero al irse a Durango para completar su formación se encuentra de frente con los médicos, hombres licenciados, que no le dejan ejercer su oficio por no tener título (recordemos que a la universidad no podían acceder mujeres) y el único camino que le queda es ser únicamente partera.
Pero pronto el ambiente comienza a crisparse y los acontecimientos se precipitan hasta desembocar en una caza de herejes y brujas que parece no tener freno.
Un recorrido por unos acontecimientos que tuvieron como principal objetivos mujeres jóvenes y niñas, que hacen poner los pelos de punta. Pero la autora no se recrea despiadadamente en los hechos más escabrosos, sino que lo verdaderamente interesante de la novela es la forma que tiene de transmitir el ambiente en la villa hasta que termina por implosionar en un alud de miedo que aniquila todo a su paso.
También se pone de relieve los cultos más ancestrales y los conocimientos que se institucionalizaron (o robaron a las mujeres), para terminar siendo una elegía a todas las que fueron sentenciadas como brujas.
Autor | Toti Martínez de Lezea |
Editorial | Maeva |
Precio Aprox. | 9 Eur. |
Sentimiento* | Somos nietas de las brujas que no pudisteis quemar |
Valoración |
|
Obtenido en | Bibliotecas de Barcelona |
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