"La carta comença al cor de l'arbre. Els anells, uns de més gruixuts i altres de més prims, formen símbols en un alfabet que no coneix cap dels presents tret de la Roja. Les paraules són petites i de vegades apareixen borroses, però, tanmateix, cada línia de text ha costat deu anys de feina, i hi ha moltes líneas. Dissenyar el recorregut de les arrels, i dipositar o drenar nutriens any rere any, deu haver calgut un segle per elaborar el missatge."
Los viajes en el tiempo siempre me generan demasiadas dudas y ansiedad por las posibles paradojas que se puedan producir; me acabo perdiendo entre realidades paralelas, futuros divergentes... y yo que sé. Además siempre termino pensando que con tantas ida y vuelta se me ha pasado algún detalle (que igual son nimios dentro del entramado, pero en mi mente son el quiz de todo el entramado).
Así que cada vez veo suelo pensármelo mucho antes de ver una peli o leer una novela con esta temática. Y, la verdad, como hacía bastante que no lo hacía, allí que fuimos.
Yo estaba preparada (y me esperaba) un continuo viajar por el tiempo que acabará creando un esquema complicado de acción y reacción temporal, pero sin embargo me encontré que la complicación fundamental estaba en las diferentes capas estructurales que nos propone.
Por un lado tenemos la historia de Roja y Brava, dos agentes que viajan en el tiempo y cuyas facciones están enfrentadas: Roja perteneces a la Agencia (una singularidad tecnológica), mientras que Blava pertenece al Jardín (una conciencia orgánica colectiva).
El modo que tienen de luchar en esta guerra es viajando por los hilos de la historía modificándolos para beneficiar su facción o perjudicar a la otra; así tenemos episodios de sobra conocidos como la muerte de Cesar, las conquistas de Khan o el accidente del Apolo I. Otros pertenecen a hilos diferentes de nuestra realidad y nos son más lejanos como el hundimiento de la Atlántida.
En este vaivén de episodios comienza un intercambio epistolar entre ambas, que en principio tienen un tono jactancioso, pero que poco a poco evoluciona hacía un reconocimiento y amor.
Esta otra parte de la estructura nos muestra no solo la evolución de la relación entre las protagonistas, sino que además es todo un ejercicio de estilo epistolar. En las cartas se hace referencia a la estructura que debe tener una buena carta y constantemente se refieren a la Guía de etiqueta y correspondencia de la señora Leavitt (en nuestro hilo Leavitt se dedicó a estudiar las estrellas), hay referencias mitológicas, reflexiones filosóficas... un compendio diverso que te obliga a estar muy atenta.
Otra de las partes que conforman la novela es el lenguaje, como elemento. Quizás este sea el aspecto más complejo dada la infinidad de recursos que utilizan; ya no solo se limitan a las figuras literarias (rozando elementos poéticos en determinados momentos), sino que incluso incluye lenguaje de programación (aún me estoy riendo del saludo en código Hex del color).
Unido al lenguaje tenemos el medio físico de las cartas, que determina la codificación y la posterior descodificación; pero que destaca, sobre todo, por el ingenio demostrado por Roja y Blava para mantener este intercambio peligroso oculto a ojos de sus superiores.
Todo un alarde de virtuosismo mensajero que transciende el tiempo, el espacio y las facciones.
Todos estos elementos confluyen en una novela que goza de gran prestigio y que ha gustado mucho en general, pero que en mi caso se me ha hecho un poco dura (sobre todo al principio cuando hay demasiados elementos extraños que unificar dentro de un contexto) y aún teniendo elementos sobresalientes no he acabado de entrar en este universo (y eso a pesar de que cierra sin dejar un fleco todo el entramado de idas y venidas por los hilos).
Autor | Amal El-Mohtar Max Gladstone |
Editorial | Mai Més |
Precio Aprox. | 19 Eur. |
Sentimiento* | Paradoja |
Valoración | |
Obtenido en | Bibliotecas de Barcelona |
PD: Ya puestos a meter lenguaje de programación ¿por qué no musical cuándo hace referencia a la canción?
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