"Con el cañón de un fusil a su espalda, Allan se quitó la gorra y dio las gracias a los tres comunistas muertos por su grata compañía en la travesía del Himalaya. Desde Lugo, nunca se acostumbraría a que los amigos que hacia, siempre acabaran muriendo ante sus ojos.
Imaginaros que mezclamos un Forrest Gump con un coeficiente intelectual medio, la ley de Murphy suavizada y una filosofía de vida irrebatible: "las cosas son como son y as seguirán siendo"; como resultado tenemos un personaje peculiar y entrañable que ha sobrevivido a todo un siglo de hechos extraordinarios.
Allan Karlsson decide, el día que cumple 100 años, que no le interesa quedarse a la celebración que harán en la residencia de ancianos y huye por la ventana sin tener un plan claro. Pero el destino es caprichoso y todo comienza (o se complica) con una maleta, un joven que entra en el baño y Karlsson subiendo a un autobús.
En seguida las enfermeras de la residencia dan la voz de alarma y comienza un dispositivo de búsqueda del anciano, a su vez el grupo de delincuentes Never Again quieren recuperar su maleta con cincuenta millones de coronas. Ambos grupos van pisando los talones a Karlsson, pero en su huida contará con la ayuda de gente peculiar y acabaran formando un grupo de lo más singular: Julios un delincuente de poca monta que vive en una estación abandonada, Benny el dueño de un fallido establecimiento de salchichas y la Bella Dama una mujer que tiene como mascota un elefanta.
Las cosas se irán complicando cada vez más y se pasará de un "simple" secuestro (aunque no se tiene muy claro quién es el secuestrador) a sospechoso de asesinato con varios cuerpos desaparecidos en el camino (algunos fueron descuidos, otros en defensa propia); por si fuera poco el caos montado con la desaparición, la investigación parece no tener ni pies ni cabeza y el comisario Aronsson intenta seguir las caóticas pistas de un caso que desafía toda lógica.
Mientras asistimos a este presente, el autor aprovecha para hacer un recorrido por el siglo de vida de Karlsson, la cual está plagada de acontecimientos claves: salvar a Franco de una detonación que él mismo había preparado en un puente, conocer a Stalin, trabajar en el proyecto Manhattan (más tarde vendería el secreto de la bomba atómica a los rusos), estar en un gulag durante cinco años, hacre de espía de la CIA y con sus informes logra el mutuo desarme de EEUU y Rusia. Además de estar presente (o pasar por allí) en otros hechos históricos como Mayo del 68 o encontrarse en un avión con Churchill o cenar con Mao Tse-tung (vamos, una vida de lo más ajetreada y convulsa).
Con toda esta secuencia de acontecimientos presentes y pasados el libro no deja un momento de paz y es una secuencia continua de hechos enrevesados, cómicos y con cierto cariz burlesco hacia un siglo marcado por una lucha entre dos extremos políticos (aunque el protagonista es marcadamente apolítico).
En resumen, aunque puedo comprender el éxito que tuvo en su momento y ser una novela de lectura rápida, fresca y ligera, personalmente, acabó por cansarme esta secuencia imparable de hechos caóticos y absurdos en la que se repite la constante "otra vuelta de tuerca" (no soy muy de humor fácil y solo admito pequeñas dosis).
Allan Karlsson decide, el día que cumple 100 años, que no le interesa quedarse a la celebración que harán en la residencia de ancianos y huye por la ventana sin tener un plan claro. Pero el destino es caprichoso y todo comienza (o se complica) con una maleta, un joven que entra en el baño y Karlsson subiendo a un autobús.
En seguida las enfermeras de la residencia dan la voz de alarma y comienza un dispositivo de búsqueda del anciano, a su vez el grupo de delincuentes Never Again quieren recuperar su maleta con cincuenta millones de coronas. Ambos grupos van pisando los talones a Karlsson, pero en su huida contará con la ayuda de gente peculiar y acabaran formando un grupo de lo más singular: Julios un delincuente de poca monta que vive en una estación abandonada, Benny el dueño de un fallido establecimiento de salchichas y la Bella Dama una mujer que tiene como mascota un elefanta.
Las cosas se irán complicando cada vez más y se pasará de un "simple" secuestro (aunque no se tiene muy claro quién es el secuestrador) a sospechoso de asesinato con varios cuerpos desaparecidos en el camino (algunos fueron descuidos, otros en defensa propia); por si fuera poco el caos montado con la desaparición, la investigación parece no tener ni pies ni cabeza y el comisario Aronsson intenta seguir las caóticas pistas de un caso que desafía toda lógica.
Mientras asistimos a este presente, el autor aprovecha para hacer un recorrido por el siglo de vida de Karlsson, la cual está plagada de acontecimientos claves: salvar a Franco de una detonación que él mismo había preparado en un puente, conocer a Stalin, trabajar en el proyecto Manhattan (más tarde vendería el secreto de la bomba atómica a los rusos), estar en un gulag durante cinco años, hacre de espía de la CIA y con sus informes logra el mutuo desarme de EEUU y Rusia. Además de estar presente (o pasar por allí) en otros hechos históricos como Mayo del 68 o encontrarse en un avión con Churchill o cenar con Mao Tse-tung (vamos, una vida de lo más ajetreada y convulsa).
Con toda esta secuencia de acontecimientos presentes y pasados el libro no deja un momento de paz y es una secuencia continua de hechos enrevesados, cómicos y con cierto cariz burlesco hacia un siglo marcado por una lucha entre dos extremos políticos (aunque el protagonista es marcadamente apolítico).
En resumen, aunque puedo comprender el éxito que tuvo en su momento y ser una novela de lectura rápida, fresca y ligera, personalmente, acabó por cansarme esta secuencia imparable de hechos caóticos y absurdos en la que se repite la constante "otra vuelta de tuerca" (no soy muy de humor fácil y solo admito pequeñas dosis).
Autor | Jonas Jonasson |
Editorial | Salamandra |
Precio Aprox. | 20 Eur. |
Sentimiento* | Cualquier día hago lo mismo... |
Valoración | |
Obtenido en | Encontrado |
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