"África nunca es la misma para quienquiera que la abandone y regrese después. No es tierra de cambios, pero es tierra de humores y estos son incontables. No es veleidosa, pero al haber alumbrado no solo hombres, sino razas, y criado no solo ciudades, sino civilizaciones -viéndolas morir y viendo nacer otras nuevas-, África puede ser desapasionada, indiferente, cálida o cínica, ahíta de una sabiduría excesiva."
A Beryl Markham se le pueden adjudicar muchos apelativos: aviadora, impulsiva, aventurera, pionera... pero no alcanzan para describir lo que debió ser una vida llena de retos, aventuras y desafíos.
Cuando tenia cuatro años su familia se muda a Kenia, donde mantuvo amistad con los pueblos nativos (por ejemplo se iba de caza con ellos). Al crecer, y dado que su padre era entrenador de caballos, se formó como entrenadora y fue la primera mujer en obtener la licencia. Sin embargo, tras un encuentro con Tom Black le hizo interesarse por la aviación y dejó todo por ello (fue la primera persona en cruzar el Atlántico de este a oeste).
El libro no son unas memorias al uso, sino más bien un compendio de hechos, anécdotas, impresiones y hechos significativos que Beryl fue recogiendo a lo largo de los años.
Lo que tiene de fabuloso el libro es que te transporta a esa África ya extinguida de misterio y de zona virgen, ese continente que se convirtió en un territorio para exploradores y aventureros.
Sin embargo, aunque en el libro no aparezca, yo no he podido evitar pensar en esos años locos de cacerías y masacre de animales, en el colonialismo, el reparto territorial y expolio por parte de Europa. Así que al final he tenido una sensación agridulce, por un lado con el anhelo de haber vivido esos años y por otro lado esperando que no se vuelvan a repetir.
En resumen, una lectura que no sobresale por su vertiente narrativa (a pesar de lo poético del título), pero que nos acerca a una mujer que debe ser recordada por la historia y éste es, precisamente, el mayor valor de la novela.
Cuando tenia cuatro años su familia se muda a Kenia, donde mantuvo amistad con los pueblos nativos (por ejemplo se iba de caza con ellos). Al crecer, y dado que su padre era entrenador de caballos, se formó como entrenadora y fue la primera mujer en obtener la licencia. Sin embargo, tras un encuentro con Tom Black le hizo interesarse por la aviación y dejó todo por ello (fue la primera persona en cruzar el Atlántico de este a oeste).
El Vega Gull con el que cruzó el Atlántico y que se estrelló en Nueva Escocia (Canadá) tras 20 horas de vuelo |
Lo que tiene de fabuloso el libro es que te transporta a esa África ya extinguida de misterio y de zona virgen, ese continente que se convirtió en un territorio para exploradores y aventureros.
Sin embargo, aunque en el libro no aparezca, yo no he podido evitar pensar en esos años locos de cacerías y masacre de animales, en el colonialismo, el reparto territorial y expolio por parte de Europa. Así que al final he tenido una sensación agridulce, por un lado con el anhelo de haber vivido esos años y por otro lado esperando que no se vuelvan a repetir.
En resumen, una lectura que no sobresale por su vertiente narrativa (a pesar de lo poético del título), pero que nos acerca a una mujer que debe ser recordada por la historia y éste es, precisamente, el mayor valor de la novela.
Autor | Beryl Markham |
Editorial | Asteroide |
Precio Aprox. | 22 Eur. |
Sentimiento* | Hodi |
Valoración | |
Obtenido en | Bibliotecas de Barcelona |
Fe de erratas: en la 1º edición de 2012:
- Pág 73: "Vivió años en su jaula, algo que jamás habría logrado si hubiera intentado viviendo en libertad con sus limitaciones." (¿?)
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