"Oí el rozar de unos vestidos y abrí los ojos. Un hombre con buen aspecto, de unos sesenta años, estaba inclinado sobre mí. En sus rasgos se entremezclaba una expresión de gran benevolencia con una enorme curiosidad. Era un absoluto extraño.
Me incorporé sobre un codo y miré alrededor. La habitación estaba vacía. Desde luego, nunca había estado en ella antes ni en ninguna así amueblada."
Así despierta Julian West en el año 2000, después de un sueño reparador de 113 años provocado por el mesmerismo.
Si la noche anterior el escenario social estaba configurado por las luchas obreras y las desigualdades sociales, ahora se ve catapultado a una sociedad perfecta que representa la utopía socialista.
A través de las conversaciones con el padre de familia va conociendo los grandes avances sociales que se han conseguido: no hay dinero que se ha sustituido por unas tarjetas de crédito (aunque en realidad son de débito), la jubilación se produce a los 45 años, el sistema impide el fraude, la educación comprende un periodo limitado y no se dan diplomas a incompetentes.... Todo estos cambios que parecen haber creado una sociedad idílica es gracias a que el estado se ha convertido en una gran corporación y creado un monopolio definitivo.
James no se ve desbordado por tantos cambios, sino que insta a su interlocutor a ahondar en el sistema que ha creado un estado de bienestar para todos sus ciudadanos. Así plantea preguntas sobre el comercio internacional, la gestión de la inmigración o cómo se establece el valor de un trabajo.
Si es bien cierto, que hay aspectos muy novedosos como el uso de tarjetas o la idea de la trazabilidad del error; en otros aspectos, como el feminismo, queda absolutamente cojo. Nuevamente nos encontramos con una repetición del sistema patriarcal, muy tenuemente modificado; en el año 2000 las mujeres trabajan, pero realizan los trabajos más ligeros (no he podido dejar de pensar en las mujeres mineras) y lo dejan cuando se casan.
A pesar de esto, también hay que reconocer al autor que se preocupara por temas como las tareas domésticas que ahora se centralizan para un menor desperdicio de productos y una mayor eficiencia.
La novela es una continua exposición de las grandes cualidades de esta nueva sociedad, de las que nos enteramos a través de los diálogos entre James y el médico (del que en algún momento he dudado si era un interlocutor válido, ya que en contadas ocasiones salían a explorar la ciudad). Y aunque no destaca por su calidad literaria (que para colmo corona con un final simple y edulcorado), no deja de ser una lectura interesante por su aportación de ideas y reflexiones (además de incluir algunas imágenes muy críticas, como por ejemplo la del carruaje).
Obviamente toda la presentación que hace el autor está marcado por el pensamiento de Rousseau ("El hombre es bueno por naturaleza, pero se hace malo por culpa de las instituciones sociales"), pero tampoco podemos olvidar que está escrita en 1888, cuando el pensamiento utópico socialista era una potente influencia y por tanto es hija de su tiempo (una "utopías de reconstrucción" según la terminología de Munford).
Autor | Edward Bellamy |
Editorial | Akal |
Precio Aprox. | 12 Eur. |
Sentimiento* | naif |
Valoración | |
Obtenido en | E-Book |
PD: Durante la lectura es clara la influencia del pensamiento de Rousseau y ello me ha recordado el caso de Víctor Aveyron. Un preadolescente salvaje que fue encontrado a finales del s.XVIII y cuyo caso fue estudiado para ver si la tesis de Rousseau eran ciertas.
Aunque Itard fracasó en el intento de enseñar a Víctor, creo que en "Mirando atrás" el médico tuvo mayor éxito con James.
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