lunes, 6 de marzo de 2017

Embassytown. La ciudad embajada (China Miéville)

"Su idioma es sonido organizado, como lo son todos los nuestros, pero para ellos cada palabra es un conducto. Así como para nosotros cada palabra significa algo, para los Anfitriones cada palabra es la abertura, una puerta a través de la que puede verse el pensamiento de ese referente, el propio pensamiento que asió esa palabra."

Desde que convivo con un pequeño "orquito", las anécdotas con el lenguaje son casi continuas, ya sea por un uso peculiar del idioma o porque no está condicionado socialmente y no entiende conceptos como el mentir (aún cierra los ojos para que no le pille cuando dice una medio verdad). 
Pero quizás la anécdota que más me ha chocado no tuvo como protagonista el peque, sino una persona adulta. Un día que estábamos visitando un museo y el "orquito" se paró delante de un panel en Braille, yo le explique que era; acto seguido me giré y comenté que ahora faltaba que transcribieran la información para las personas sordas, a lo que mi pareja respondió que para qué si ya lo tenían escrito; creo que la cara de incredulidad fue bastante explícita, aún así le expliqué el idioma de signos tiene su gramática propia y por tanto no es válida la premisa de que entienden el castellano.
Y es que el lenguaje es nuestro vínculo de conexión con el resto del mundo, pero también conforma nuestro pensamiento (que no cunda el pánico no me adentraré en las diversas teorías sobre la adquisición del lenguaje de Vigotsky o Chomskky). 

Todo este rollo y aún no he empezado a hablar del libro, en mi defensa argumentaré que la novela de Miéville es complicada, profunda y da una visión de la ciencia ficción con un elemento como eje principal: el uso del lenguaje. 

En un futuro los contactos con seres de otros planetas son habituales, uno de esas razas son los Ariekei (o Anfitriones), unos seres complejos cuyo idioma requiere de dos bocas. Además su lenguaje está vinculado a la realidad y a la mente de la persona que lo habla, es decir, no pueden mentir o comunicarse con máquinas. 

Para poder comunicarse con ellos se crearon los Embajadores, unos clones conectados mediante tecnología para poder articular las dos voces (Corte/Giro) y simular a la vez una única mente pensante detrás de esos sonidos. 
Sin embargo la llegada de un nuevo Embajador que no ha sido "creado", trastoca toda la sociedad de Ariekei, ya que se vuelven adictos a esa voz.

A partir de aquí se entabla una carrera por la supervivencia, cada uno luchará a su manera: algunos Ariekei se arrancarán los órganos para no oír, otros intentarán crear un paso evolutivo cambiando el concepto y la estructura de su lenguaje, algunos querrán mantener el sistema...

Sé que dejo fuera muchas cosas, como la existencia de un mundo compuesto por elementos orgánicos, los festivales de las mentiras, la construcción de símiles, la introducción del concepto mentir asociado al mal... pero creo que mi cabeza aún no ha estructurado todas las piezas (ahora entiendo los gifs de cabezas explotando) y además no quiero crear una tesina, si no una entrada de blog (que por otra parte si has llegado hasta aquí creo que te debo una cerveza).

Cuando lo empecé a leer estuve a punto de dejar el libro, me resultava tremendamente ajeno el universo que Miéville me presentaba y no entendía nada de lo que estaba sucediendo. Pero en un momento dado mencionan a Lakoff y me recordó su libro "Metáforas de la vida cotidiana"; con esto bastó para continuar y dar una oportunidad al tremendo caos que tenía en mente.

Al final si os adentráis en la historia no os rindáis, porque podréis descubrir que al final la nebulosa se va haciendo más clara y la trama merece la pena.

AutorChina Miéville
EditorialFantascy
Precio Aprox.19 Eur.
Sentimiento*Futura relectura
Valoración
Obtenido enBibliotecas de Barcelona

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